TERESA GUERRERO El Mundo 22/10/2014
Durante
50 años, dos gigantescas patas delanteras de casi dos metros y medio
de longitud han sido las únicas piezas que los paleontólogos tenían
de una gigantesca criatura denominada Deinocheirus mirificus
precisamente por esta parte de su anatomía (la traducción de su
nombre sería algo así como 'manos terribles y extraordinarias').
Pero el hallazgo en Mongolia de dos nuevos especímenes de esta especie, junto a la recuperación de dos fósiles que estaban en colecciones privadas, ha permitido a un equipo internacional de científicos añadir piezas al puzle de su esqueleto hasta conseguir casi completarlo.
Presentan el resultado esta semana en la revista Nature, en una investigación en la que describen sus características y ofrecen un vídeo con su recreación en tres dimensiones. En el título del paper ('Resolviendo los antiguos enigmas del gigante ornitomimosauriano Deinocheirus mirificus') los autores reflejan que estamos ante el que se ha considerado durante muchos años uno de los dinosaurios más misteriosos.
"Estos animales vivieron hace unos 70 millones de años", explica a EL MUNDO Thomas R. Holtz, investigador de la Universidad de Maryland (EEUU). Sin embargo, todavía no han estudiado la edad aproximada que tenían los dos nuevos ejemplares cuando murieron.
Esta
especie vio la luz por primera vez en 1965, cuando una expedición en
el desierto de Gobi de Mongolia (en concreto, en Altan Uul III)
encontró dos patas delanteras de 2,4 metros de longitud. En
2006 se encontraron restos de un nuevo ejemplar (en Altan Uul IV) y
en 2009 salió a la luz otro individuo (en Bugiin Tsav). Entre los
fósiles que se desenterraron del espécimen de 2009 destacaba una
pata delantera izquierda que es un 6% más grande que la que se
encontró en 1965.
Por otro lado, recuperaron un cráneo y una mano de la misma especie de dinosaurio que habían sido robadas y vendidas a coleccionistas privados.
Tras
someterlo a análisis, han concluido que Deinocheirus es el miembro
más grande de un grupo de dinosaurios denominados
ornitomimosaurianos que, según los científicos, guardan cierto
parecido con los avestruces modernos.
No
obstante, han visto en él características que no habían sido
identificadas en otros ornitomimosaurianos, como un hocico alargado y
chepa o cresta.
Uno de los dinosaurios reconstruidos debía medir 11 metros de longitud y tenía un peso que estiman en 6.358 kilogramos. Sus anchas caderas y grandes pies indican que se movía despacio.
Por lo que respecta a su alimentación, han encontrado en su estómago restos de pescado pero al tener características asociadas con el consumo de plantas creen que se trataba de un animal omnívoro.
Además del hallazgo de restos de pescado, que muestran que debía vivir en un entorno acuático, su cuerpo parece estar bien adaptado a un hábitat en el que hubiera ríos. Los autores sugieren que su pico, parecido al de un pato, podría haberle sido útil para encontrar comida en el fondo de los arroyos, mientras que los huesos de sus garras le ayudarían a no hundirse en suelos húmedos.
El investigador Thomas Holtz se muestra confiado en que puedan hallar más ejemplares de Deinocheirus: "Nos gustaría, por ejemplo, averiguar si la cresta era común a todos los individuos de esta especie o sólo a los de un sexo. También nos gustaría ver cómo eran los individuos juveniles y los recién nacidos", afirma.