Critican la excesiva "medicalización" frente a la eficacia de la prevención
M. R. SAHUQUILLO - El País - Madrid - 20/01/2011
La salud no solo mejora con medicinas. De hecho, la excesiva medicalización de los ciudadanos, además de un despilfarro, entraña problemas añadidos. Por eso, la única opción para lograr más calidad de vida es invertir en políticas no sanitarias, en acciones de salud pública. Desde el incremento de impuestos sobre el tabaco para que los jóvenes que inician su consumo no se conviertan en adictos, a una rebaja en el precio de los alimentos más saludables para impulsar su consumo. Es la conclusión principal del informe bienal de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria, elaborado por 56 médicos.
Salud y crisis
Las condiciones de vida, del trabajo y el entorno juegan un papel determinante en la salud de la población. La crisis, por ejemplo, dicen los expertos, está empeorándola. Trabajos más duros y en condiciones más precarias provocan enfermedades y, por tanto, aumentan el gasto sanitario. "Se incrementan, por ejemplo las depresiones y los trastornos de ansiedad", aclara Andreu Segura, presidente de Sespas. La vulnerabilidad de los trabajadores puede acarrear también un incremento de los accidentes laborales. Pero no solo eso, la recesión económica, la incertidumbre sobre el trabajo y la precariedad laboral provoca que aumente lo que denominan presentismo: cuando se va a trabajar a pesar de estar enfermo. Algo que no solo agrava la situación del propio enfermo, sino que es dañino también para la gente de su entorno que, si es el caso, se pueden contagiar.
Demasiado gasto
Sespas defiende que aportar más financiación a una muy ahogada sanidad pública no es la solución. "Lo que hay que hacer es gastar mejor el dinero que hay, racionalizarlo", opina Juan Oliva, editor del informe. Los servicios sanitarios viven inmersos en la "cultura del despilfarro", critican. Se da prioridad a la construcción de nuevos hospitales y se abusa del uso de pruebas médicas y nuevas tecnologías -que además no son inocuas- obviando los auténticos determinantes de la salud: las condiciones de vida. Segura pone un ejemplo: "El 17% del coste en farmacia se dedica a medicamentos contra la hipertensión y el colesterol, es decir, casi un 5% del gasto corriente en Sanidad a pesar de que solo el 40% de la población cumple el tratamiento". Son enfermedades, además, en muchos casos prevenibles con buenas políticas de salud pública a la que España, sin embargo, dedica solo el 1,3% de su gasto en sanidad. "Hay que pensar en la salud en todas las políticas", zanjan los expertos; algo que se podría lograr con la nueva ley de salud pública -que se prevé que vaya a Consejo de Ministros el 29 de enero-, que plantea la obligatoriedad de realizar un estudio de impacto en salud de todas las políticas.
Cambio climático
El calentamiento global tiene efecto sobre la salud. La Sespas alerta de que las olas de calor y de frío incrementan la frecuencia de las enfermedades respiratorias debido a los cambios en la calidad de aire y la distribución del polen. También las enfermedades de origen alimentario y las transmitidas por el agua y otras infecciones aumentarán si no se evita.
Salud y crisis
Las condiciones de vida, del trabajo y el entorno juegan un papel determinante en la salud de la población. La crisis, por ejemplo, dicen los expertos, está empeorándola. Trabajos más duros y en condiciones más precarias provocan enfermedades y, por tanto, aumentan el gasto sanitario. "Se incrementan, por ejemplo las depresiones y los trastornos de ansiedad", aclara Andreu Segura, presidente de Sespas. La vulnerabilidad de los trabajadores puede acarrear también un incremento de los accidentes laborales. Pero no solo eso, la recesión económica, la incertidumbre sobre el trabajo y la precariedad laboral provoca que aumente lo que denominan presentismo: cuando se va a trabajar a pesar de estar enfermo. Algo que no solo agrava la situación del propio enfermo, sino que es dañino también para la gente de su entorno que, si es el caso, se pueden contagiar.
Demasiado gasto
Sespas defiende que aportar más financiación a una muy ahogada sanidad pública no es la solución. "Lo que hay que hacer es gastar mejor el dinero que hay, racionalizarlo", opina Juan Oliva, editor del informe. Los servicios sanitarios viven inmersos en la "cultura del despilfarro", critican. Se da prioridad a la construcción de nuevos hospitales y se abusa del uso de pruebas médicas y nuevas tecnologías -que además no son inocuas- obviando los auténticos determinantes de la salud: las condiciones de vida. Segura pone un ejemplo: "El 17% del coste en farmacia se dedica a medicamentos contra la hipertensión y el colesterol, es decir, casi un 5% del gasto corriente en Sanidad a pesar de que solo el 40% de la población cumple el tratamiento". Son enfermedades, además, en muchos casos prevenibles con buenas políticas de salud pública a la que España, sin embargo, dedica solo el 1,3% de su gasto en sanidad. "Hay que pensar en la salud en todas las políticas", zanjan los expertos; algo que se podría lograr con la nueva ley de salud pública -que se prevé que vaya a Consejo de Ministros el 29 de enero-, que plantea la obligatoriedad de realizar un estudio de impacto en salud de todas las políticas.
Cambio climático
El calentamiento global tiene efecto sobre la salud. La Sespas alerta de que las olas de calor y de frío incrementan la frecuencia de las enfermedades respiratorias debido a los cambios en la calidad de aire y la distribución del polen. También las enfermedades de origen alimentario y las transmitidas por el agua y otras infecciones aumentarán si no se evita.